Después de unos cuantos años sin ir a Urretxu, el sábado pasado decidimos a última hora darnos una vuelta con las niñas.
Los talleres de bateo de oro, la entrada a la reproducción de una mina, las pinturas rupestres, etc., para niños y el buen tiempo fueron los que nos convencieron del todo para ir. Y creo que acertamos porque sobre todo Leire lo vivió con una ilusión desbordada.
En cuanto a los minerales de la feria, como siempre me sorprendió la cantidad de puestos, venta y gente que había. Faltaron algunos de los amigos habituales (Andrés de Salamanca ya hacía algún año que no iba, Fernado de Tolosa, etc.) y otros se habían trasladado hacía años a otras ciudades por motivos laborales aunque seguían sin perderse la feria. A Javier le pude dar el corindón con espinela de Toledo que le debía y pude hablar un buen rato con Txomin (sobre todo me acerqué a la feria por él) al que le pasé algunas golosinas de Vizcaya a cambio de una prehnita con epidota de Navarra que me regaló. Da gusto hablar con esta gente que lleva la afición tan dentro y de manera tan desinteresada.
La feria la vi muy deprisa y apenas tuve tiempo de saludar a algunos amigos (Paco, Luciano, Morillo, Forcada, etc.) y sacar algunas fotos. Más o menos creo que vi lo que la última vez que estuve en esta feria: Mucho material del norte, sur, este y oeste, y alguna que otra novedad para estos lares a muy buen precio: Baritas verdes de la mina Haití y calcitas muy interesantes de Herculano, tremendos cuarzos asturianos, barita con marcasita de mina Troya, etc. No iba con intención de comprar nada, entre otras cosas porque me da rabia que todo el pescado bueno ya esté vendido el día antes, y así lo hice.
La guinda de este magnífico día la pusimos en Getaria con helado y pintxos. Para repetir.