Día sí y día también nos bombardean con noticias de recesión, crisis, bancarrota, y demás lindezas del diccionario del mal capitalista. Está claro que algo malo ocurre con el modelo económico occidental y pocos son los que buscan la explicación en los primeros principios.
Si nos paramos a pensar un poco encontraremos decenas de ejemplos de sistemas de organización humanos que han desaparecido por una simple razón: Haber alcanzado su objetivo supremo. Desarrollemos con más detalle un ejemplo que ilustra lo anterior.
El poderoso y vasto Imperio Romano empezó a decaer cuando dejó de conquistar y de crecer. Probablemente ya no quedaban más tierras conocidas y habitables que conquistar y no era posible mantener un crecimiento continuado con los recursos disponibles. En cualquier caso haber alcanzado el máximo esplendor del imperio les llevó a su extinción.
Cuando uno alcanza una cima sólo tiene un camino: bajar. Creo que esto puede estar ocurriendo con el capitalismo y la cuestión que se plantea es si bajaremos andando o a vueltas.
El modelo capitalista ha funcionado bien mientras hemos crecido. Sin embargo, para crecer hacen falta recursos de todo tipo: Humanos, energéticos, etc. Desafortunadamente, los recursos de la Tierra son limitados y tendrá que llegar un momento (si no ha llegado ya) en que alcancemos un estado que no permita crecer más. Si este momento ha llegado ya entonces toca decrecer, pero parece que nadie sabe cómo decrecer sin que se produzca una colapso económico mundial.
Lo que está claro es que si queremos descender de la cúspide capitalista con bien (andando y no rodando) debemos renunciar a muchas comodidades innecesarias: Viajar en avión todos los años a destinos idílicos, disfrutar todos los fines de semana de todo tipo de lujos, tener varios vehículos por hogar, derrochar energía (luz, calefacción, aire acondicionado) innecesariamente, etc, etc, etc.
Si no adoptamos globalmente una actitud cívica y arrimamos el hombro para colaborar no cabe duda de que la torre capitalista se desplomará. Sólo espero que si llegamos a ese punto el desplome no sea demasiado desastroso.
Sí, sí, arrimemos todos el hombro. Aunque auguro que no será fácil. En el mundo occidental nos hemos acostumbrado a vivir muy bien a costa de otros. Y eso de tener que bajar el pistón no va a gustar a casi nadie.
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