En este espacio podrás encontrar fotografías de algunos minerales de mi colección,
así como reflexiones, experiencias o mis inquietudes en general.
5 de diciembre de 2008
El injusto precio de los minerales
Nadie pone en duda que el modo más satisfactorio de ampliar una colección de minerales es mediante la recogida personal de las piezas. Con ello se conocen, además del yacimiento, la gastronomía, la arquitectura y las gentes del entorno, cosas muchas veces más enriquecedoras que el propio yacimiento. Y no hablemos de la multitud de anécdotas e historias que surgen de estos viajes.
Otro modo quizás no tan satisfactorio pero igual de enriquecedor consiste en aprovechar los viajes que realizamos por diversos motivos (trabajo, ferias, familia, vacaciones, etc) para hacer intercambios con otros coleccionistas. Algunas veces es la única manera de obtener material antiguo o raro, y con la excusa conoces a la gente de otras zonas, intercambias experiencias e incluso se acaban organizando excursiones a yacimientos interesantes.
Muchos coleccionistas son reacios al intercambio porque consideran que no van a recibir la calidad de las piezas que ofrecen, un tema polémico el de la valoración que hacemos de nuestras propias piezas frente a las de los demás que mejor dejamos para otra ocasión.
Y, finalmente, existe la opción de la compra de minerales en tiendas, ferias, Internet, etc. Algunos coleccionistas no aceptan este modo de conseguir nuevos minerales y me parece una actitud de lo más respetable y coherente. Sin embargo, otros muchos no tenemos ni el tiempo ni los contactos ni los recursos ni la posibilidad de viajar y nos parece más práctico y rentable comprar la pieza.
Vemos una bonita celestina andaluza, por ejemplo, con un tamaño ideal y un brillo espectacular y nos preguntamos: ¿Cuánto cuesta? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar? ¿Cuál es el precio justo?
Una de las cosas que más llama la atención a la gente ajena a este mundo es que las preguntas anteriores no sólo no tienen una respuesta común sino que la discrepancia a veces es brutal. No hay más que pasearse unos minutos por Internet para encontrar diferencias de un orden de magnitud en piezas de características similares. Y, claro, no es lo mismo pagar 25 EUR que 250 EUR, ¿verdad? Eso sin hablar de que muchas veces puedes conseguir mejor material mediante intercambio. Si sabemos que el yacimiento está cerrado, protegido o es muy antiguo seguramente nos parezca justo un precio alto independientemente de que podamos pagarlo, ¿no? Pero, ¿cuál es el precio justo de un mineral? ¿Existe uno o no?
En mi opinión no existe uno sino varios posibles y creo que los debe definir uno en cada momento particular empleando la intuición y la experiencia. Yo, en particular, algunas veces estimo el precio de una pieza cara a partir del coste total (viaje, alojamiento, etc) que tendría para mi la recogida del espécimen en el hipotético caso de que aún fuera posible hacerlo. Aunque sé que este cálculo sobrestima el precio en muchos casos, al menos a mi me sirve para justificar moralmente el dinero que gasto en piedras.
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