Puede parecer extraño que la etiqueta de esta entrada sea turismo, pero cada día estoy más convencido de que nuestro paso por la vida no es más que un breve viaje turístico en el que si no logramos disfrutar a tope habremos perdido tiempo y dinero sin posibilidad de reclamación alguna.
Hoy un familiar muy cercano y muy pequeño (3 añitos) de una compañera de trabajo ha fallecido tras dos días de angustiosa espera hospitalaria y víctima de un accidente tan absurdo como fortuito.
Ya sé que sucesos de este tipo tenemos un día sí y otro también, pero esto no es excusa para no parar un poco en nuestro ajetreado viaje y reflexionar sobre el sentido de lo que hacemos y vivimos. ¿Por qué alguien tan pequeño y cercano ha estado en el momento incorrecto en el lugar inadecuado con tan fatales consecuencias?
Realmente es un misterio, y más cuando casi todos en nuestra vida hemos estado a punto de..., o nos hemos librado por los pelos de... con consecuencias potencialmente desagradables, y sin embargo aquí seguimos. ¿Será alguien allí arriba que nos tiene preparado un destino mejor en este valle de lágrimas, o será el destino mismo que tiene capacidad para dirigirnos? Nadie lo sabe, aunque yo como creyente prefiero creer que hay Alguien superior que da sentido a todo esto.
Alguien, acoge a este niño y procúrale un sitio preferente allí arriba para disfrutar de lo que queda de eternidad. Gracias.
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