Hace algún tiempo leí un libro magnífico de Darrel Huff titulado How to Lie with Statistics (Cómo mentir con la estadística). En él se ilustra con ejemplos reales cómo en muchas ocasiones se han utilizado los números para alterar la realidad. Es cierto que los ejemplos están algo desactualizados, pero se trasladan casi de manera inmediata a nuestra época.
Lo que me sorprende, y por eso escribo este post y no voy a dar ejemplos ya que hay demasiados, es que siendo los toques de atención de Darrel Huff de los 50 del siglo pasado, nos la sigan metiendo doblada.
A lo largo de la historia se ha manipulado y mucho con la letra tanto escrita como hablada. Todos conocemos ejemplos y nadie los pone en duda. Sin embargo, muy pocas veces damos importancia a la manipulación que se puede hacer con los números. Creemos que éstos pertenecen a una Ciencia Exacta (y es cierto) y que por ello nadie los puede alterar.
¡Qué lejos de la realidad! Los magos de la manipulación nos pueden hacer ver conclusiones manifiestamente contradictorias utilizando los mismos números de partida.
Con un poco de observación y reflexión, casi se pueden encontrar ejemplos diarios de números manipulados en los Medios de Comunicación (Foros, Blogs, TV, Prensa) y en la Política.
La manera de ordenar los números, de presentar los valores porcentuales, de llamar la atención sólo sobre ciertas cantidades, de representar gráficamente con escalas alteradas, de sumar/restar/multiplicar/dividir sólo lo que interesa son algunas de las innumerables formas que tienen para lograr la conclusión que buscan.
Siendo grave este asunto, lo peor es que muchos de estos manipuladores se creen sus propias manipulaciones. Es entonces cuando aparece una figura altamente peligrosa: La del manipulador trastornado.
Mi consejo es que siempre que alguien os argumente algo con cifras (también vale para las letras) hagáis de abogados del diablo e intentéis demostrar lo contrario. Os sorprenderéis de lo fácil que resulta hacerlo en demasiadas ocasiones.
Pues está muy claro y ciertamente demostrado que si tu te comes un pollo y yo ni lo cato estadísticamente cada uno nos hemos comido medio pollo. Sin embargo tú te has hartado y yo no lo he probado.
ResponderEliminarCreo que fue W Churchill quien dijo aquello de que existen tres clases de mentiras, las mentiras simples, las mentiras piadosas y las estadísticas.
Saluz.
Muy bueno tu comentario y la frase, no la conocía. Gracias por tu aportación.
ResponderEliminarUn saludo.