Las vacaciones pasadas estuvimos unas semanas en Alicante y aprovechando los momentos de siesta de las niñas y la cercanía de Altea a mi sitio de veraneo, pude quedar un par de veces con Horacio.
No tuvimos (mejor dicho no tuve) tiempo para picar, pero sí para conversar tranquilamente con un par de cervezas que con aquel calor supieron a gloria, y para intercambiar algunas piedras.
Horacio es perro viejo en esto de los minerales, y sabe mucho y conoce muchos sitios a lo largo y ancho de la península y más allá. De muchos de ellos nunca había oído hablar, pero las piezas estaban allí como testigos silenciosos (otras muchas no las pude ver por estar en cajas) y algunas eran sorprendentes.
Pero esta entrada no va de esas piezas sino de otras nacidas de la curiosa afición de Horacio a crear su propio ámbar que en lugar de tener millones de años tiene años sin más.
Si la técnica de formación es curiosa, los pedazos resultantes lo son aún más. Pongo unas fotos para demostrarlo.
Ahora sólo me resta enterrarlos muy profundo y esperar unos cuantos millones de años :-)
Estaría bien conocer el método de "fabricación". Un saludo. ¿Nos vemos en Fosminer?
ResponderEliminarNo debe ser complicado. Calor, frío, sobreenfriamiento y cosas así. Ya comentaremos.
ResponderEliminarUn saludo.