Hoy nos hemos acercado en familia a Mungia para disfrutar del coleccionismo en general y visitar un precioso entorno con sus paisajes y gastronomía.
Desde hace trece años se dan cita aquí decenas de coleccionistas de todos los rincones con las aficiones más variopintas: azucarillos, servilletas, bolígrafos, lámparas mineras, microscopios, etc.
Yo, aunque normalmente voy a lo mío (minerales y piedras), disfruto mucho con las exposiciones que muchos coleccionistas hacen de manera totalmente desinteresada de sus tesoros. Un año pueden ser lámparas mineras, otro microscopios y binoculares antiguos, otro casitas de muñecas, otro máscaras de carnaval, etc.
Para el coleccionista de minerales medio lo que aquí se ve no tiene gran interés ya que el objetivo de los pocos expositores de minerales que van es hacer afición y casi todo está dirigido a los más pequeños. Este año los más generosos con los niños han sido Paco, Iñaki, Pedro, Jesús, José, etc.
Paco e Iñaki con otros colaboradores han regalado un mineral perfectamente etiquetado a todos los niños que han querido participar en un sorteo a la una de varios minerales, conchas y gemas. No se puede describir con palabras la cara de felicidad de los niños (Leire y June entre ellos) que han sido afortunados en el sorteo. Encima, cuando nos íbamos a comer Paco les ha regalado un par de cajas de gemas a cada una. Vamos, que han salido contentísimas.
Yo también he salido muy contento porque he realizado varios intercambios interesantes.
Con José he intercambiado un yeso de Liendo, malaquita de Gallarta y celestina de Castro Urdiales. Con Pedro e Iñaki cuarzos de Burgos y unos cuarzos amatistados sobre calcita de Enekuri que han sido un descubrimiento y una sorpresa de última hora.
En el puesto de Paco había un herkimer de Berbes muy antiguo e interesante.
En definitiva, la visita y los intercambios de minerales, anécdotas e información ha merecido la pena. Encima Leire y June han salido de allí con un anillo y un Porsche negro.
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