A veces, de hecho casi siempre, es mucho más agradable una jornada minera de amigos que de piedras.
Hoy pude disfrutar de una con Ander y Álvaro, conociendo entornos muy intensos e incluso recogiendo muestras interesantes.
Las prisas nunca son buenas pero las obligaciones familiares apremian. Aún así hubo tiempo para un café un muchas anécdotas.
Auguro el principio de un gran grupo. Seguro que repetiremos.
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