Muchas veces he escuchado eso de que los buenos minerales, las piezas grandiosas nacionales, están en el extranjero porque aquí no se pagan y, por tanto, no se aprecian en su justa medida. Ya sea por culpa de las instituciones o de los propios coleccionistas, razón no les falta. Pero también es cierto que el precio de los minerales muchas veces es tan desorbitado, sobre todo en relación con el material extranjero equivalente, que su adquisición se convierte en una negocio absurdo. Piezas históricas, de ex-colecciones, con pedigrí, con marca... pueden llegar a explicar ¿justificar? algunos precios, pero no otros.
En la pasada feria de minerales de Torrelavega pude protagonizar un hecho que aquí lo dejo caer y que cada uno saque sus propias conclusiones.
En un puesto aparecieron unas celestinas de Langre (Cantabria) obtenidas durante muchos años de salidas y esfuerzos, piezas muy buenas de las que no se ven últimamente en las ferias y que un coleccionista había sacado recientemente (sus motivos tendría) de su colección. Una caja con unas 15 geodas completas, la mayor 15x15 y la más pequeña 5x5, unas con cristales finos transparentes otras con cristales gordos azules, algunas con más hueco otras con menos. En fin, una maravilla para la vista. Por fortuna, fueron a aparecer en un puesto donde la relación calidad precio siempre ha sido y es excelente. Y no lo digo yo, lo dice el hecho de que en un par de horas, y sin llegar a salir a la mesa del stand, ya sólo quedaban dos.
Y seguro que baratas no fueron, pero siendo el material que es (en calidad, estética y rareza) la gente claramente está dispuesta a gastar un pequeño presupuesto sin dudarlo.
No es que no se aprecien nuestros minerales, los de aquí. Lo que ocurre es que, normalmente, no se nos da la oportunidad de poder apreciarlos ;-)
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