Ayer recibí una triste noticia de manos de Aitor Sopelana.
El tiempo no perdona y tampoco la enfermedad, pero eso no borrará mientras existamos los que le conocimos su presencia y amabilidad en ferias y mercadillos de minerales, sobre todo locales: Bilbao, Urretxu, Amurrio...
Seguro que muchos empezaron y aprendieron con él. Que allá donde estés también puedas disfrutar de tu pasión mineralógica. Amén.
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