Una preciosa mañana de otoño me permitió volver a disfrutar de las escombreras e indicios a cielo abierto del hierro y cobre de las minas de Embautia y Turraguas.
La sorpresa fue mayúscula cuando un ciervo joven me asaltó en el camino. La pena es que no llevaba el móvil a mano y sólo pude sacar esta fotografía en la que apenas se intuye en el bosque.
Obviamente, subí y bajé andando en lugar de usar la tracción de los cómodos vehículos todoterreno.
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