Los restos de un hallazgo en Las Carreras (Vizcaya)

Normalmente, cuando alguien encuentra una buena geoda suele mostrar primero lo mejor que ha obtenido (que suele quedarse en su colección) y después otras piezas menores (que se van en cambios o ventas). Sin embargo, los cascos, la ganga, la morralla... no se ven por ninguna parte.

Hoy, para variar, voy a mostrar los restos de aquello que ya anunciaba tibiamente al principio del verano. No voy a ocultar ni la fecha ni la mina, todo con nombre y apellidos, aunque obviamente no voy a indicar el lugar exacto de la extracción ya que a mi nadie me regala esas lindezas y aún sale material.

Mira, ¡qué tonto el Agus!, dirán algunos, ¡anunciando una mina donde ha sacado material recientemente y donde dice que aún sale! Ja ja ja. Por fortuna, es una mina donde antes que yo otros muchos sacaron grandísimas piezas y donde seguro que otros muchos más las volverán a sacar después de mi. Es todo una cuestión de insistencia e ilusión y una alegría que sigan saliendo.

Al hilo de la entrada de junio Sensaciones en una mina... entre los meses de mayo y septiembre he estado trabajando (no más de 10 visitas) casi exclusivamente y en soledad la mina-cueva La Gitana situada en Las Carreras, perteneciente a Abanto-Zierbena en Abanto de Yuso, Vizcaya. De todas esas visitas las más productivas sin duda fueron las primeras realizadas en mayo en las que el 100% del material que obtuve fueron cuarzos y sideritas (en general en piezas separadas). Curiosamente, la calcita no apareció hasta las últimas visitas en septiembre siendo mucho menos abundante que el cuarzo. Entre medias mucha siderita, alguna iridiscente como la goethita, y ni rastro de calcopirita, galena o esfalerita.

Si no recuerdo mal, fue el fin de semana del día de la madre cuando encontré el primer y único cuarzo de ese día (domingo 7 de mayo) embutido en arcilla. Habíamos quedado para comer con la familia política en Bilbao y lo llevé envuelto en papel dentro del bolsillo para enseñarlo: Un bonito y gordo cuarzo biterminado calidad herkimer con un poco matriz de siderita. Os podéis imaginar la reacción: ¿Eso sale aquí? ¿Sale así? ¿Con esas caras pulidas y tan transparente? Ja ja ja, yo hinchado como un globo con mi cuarzo.

Fue en la siguiente visita de mayo, que describiré en entradas posteriores, donde encontré el geodón (Geoda Sonia) del que salieron casi todos los trozos que se ven en  las fotografías de hoy. Y digo casi porque la recolección de cuarzo fue decreciendo de manera exponencial en visitas posteriores, pero alguno siempre caía (y aún cae) en la caja de los cascos.

Estos cascotes de cuarzo, que mis buenos cortes sangrantes me han costado en casi todos los dedos de las dos manos, los he ido reservando para regalar a los críos en las diversas ocasiones que durante el año les hablo de los minerales. El resto, los buenos, irán siendo minergrafiados poco a poco en este blog.

Conocer relativamente bien la mina y el material que ha salido en el pasado reciente me permite poner, creo que con bastante acierto, en valor todas y cada una de las piezas que he extraido. Sin embargo, y a riesgo de pecar un poco de vanidoso, pienso que algunos de los cuarzos que han salido no tienen nada que envidiar en calidad (e incluso tamaño) a otros más conocidos de la geografía nacional. Varios han salido con gotitas móviles de agua, y en uno en particular recuerdo que llegué a contar tres gotas. No puedo imaginar lo que tuvo que salir de esta mina durante los años de explotación.

Por fortuna, cada uno podrá sacar sus propias conclusiones siempre teniendo en cuenta lo tremendamente complicado (al menos para mi) que resulta hacer un buen retrato de los cuarzos, sobre todo cuando son muy transparentes.

Caja de pastas con boligrafo para dar idea de las dimensiones

Caja más de cerca

Detalle de uno de los cascotes de cuarzo de la caja