Hace unas semanas me regalaron unas piezas magníficas de una cantera de Bilbao, y lo curioso es que el que lo hizo fue un santanderino que las recogió años atrás.
¡Si es que a veces saben y aprecian más los de fuera que los de aquí! Y en lugar de agradecérselo, encima vamos y les criticamos por ayudarnos a descubrirlo. Si es que nunca estamos contentos.
¿No recorremos miles de kilómetros para ver museos, iglesias y palacios, y muchas veces no conocemos lo que tenemos en nuestro propio pueblo? Esto es algo parecido. Los turistas nos descubren nuestras minas y nosotros muchas veces hacemos lo propio con las de los demás.
Las piezas son una de calcitas con un cristal mayor de casi 3 cm y una de fluoritas con pirita sobre dolomita. Esta última ciertamente muy curiosa y totalmente nueva para mi. La primera con una cristalización de las calcitas muy singular.
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