Dios sabe que este año con la carga de trabajo que tengo no tenía ninguna intención de seguir con las Muestras de Minerales de Plentzia, Arrikote. Sin embargo, gracias a la insistencia de Sonia (eCivis) y de algunos enamorados de Plentzia (Víctor, David, Leire...) accedí a moverlo haciendo este año un evento más concentrado y con menos pretensiones.
Y es que cada vez estoy más convencido de que esto se está muriendo, la gente que está en ello se jubila y no viene nadie tomando el relevo. Ya ha muerto Fosminer, Gallarta nació muerto, Arrigorriaga y Amurrio están a punto de morir, y Urretxu sin relevo generacional será lo último que quede. Tiempo al tiempo.
Hoy ha pasado por la Muestra un único geólogo y no era un profesor. Cada vez somos menos estudiantes de geología, me decía. Normal. No he visto profesores ni de primaria, ni de secundaria, ni mucho menos de Universidad, salvo uno de Magisterio que se ha sorprendido de las propiedades del Espato de Islandia y de la importancia que tuvo en nuestra CAPV hace más de 2 siglos. ¡Qué pasada lo pronto que olvidamos de dónde venimos! Tampoco he visto a muchos de los grandes coleccionistas del entorno. Parece que estas no son ferias donde merezca la pena perder el tiempo para no sacar nada interesante. Sin embargo, cuando no haya relevo generacional no habrá ferias qué visitar.
No todos son sombras. También hay luces. Luces como las de dos amigas que se han venido expresamente desde Pamplona para conseguir algunas piezas para su colección. O luces como las de dos coleccionistas que se vienen nada menos que desde Irún para hacer bulto, sí habéis oído bien, para hacer bulto en la foto y así hacer ver a las instituciones que por número de asistentes puede ser importante promocionar los minerales y la geología entre la población.
Y más luces entre los propios expositores. Jesús y Manuel, que se han venido nada menos que desde Nájera para traer cantidad de material interesante de La Rioja o Madrid. O Mustafá que se ha venido desde Castro con decenas de cajas de Marruecos. Iñaki Domínguez ha regalado libros de minerales (y otro de setas para mí, gracias) para los niños que muchos querrían para sí, y también han donado calcitas de Camargo flotantes preciosas, y cuarzos de Madrid con ortosa, celestina de Langre... Son gestos así los que debemos hacer si queremos que esto no desaparezca, al menos tal y como lo veo en mi entorno local.
Finalmente, si hay alguien que hoy merece un premio es mi hija mayor Leire, y también la pequeña June. Leire con 10 años ha preparado talleres de coleccionismo, ha sorteado y ha regalado minerales, dando explicaciones con más ilusión y precisión que muchos mayores.
Unas fotos para los muchos que aún deseándolo no pudieron venir.
Colección Borja Sainz de Baranda
Hace 12 horas
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