Algunos de los cristales superan con holgura los 2.5 cm, y a través de ellos se ve claramente la propia matriz de limonita e incluso inclusiones de ídem.
A pesar de que la geoda era muy pequeña y los cristales estaban lejos de yacer en una matriz flotante, conseguí extraerlos sin apenas daños apreciables.
En ésta y en la próxima entrada os voy a mostrar las dos piezas que incorporo a la colección junto con algunos espatos de Islandia que salieron exfoliados en el bolo que ocultaba la geoda.
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