22 de agosto de 2021

Museo de Ciencias Naturales de Menorca en la Casa Señorial de Binissuès (Ferrerìes)

Gracias a que el padre de una compañera de trabajo de Sonia, exprofesor de geología en la UPV, colaboró en la creación de parte de este Museo de Ciencias, decidimos visitarlo durante nuestra estancia en Menorca. A la postre resultó ser algo más que un Museo.

Al ser una antigua casa Señorial del siglo XVIII, donde vivió uno de los alcaldes de Ciudadella, con gran parte de los enseres originales, aquello se ha convertido en un museo etnográfico con actividades previa cita para niños orientadas a la difusión de la cultura menorquina y también de la astronomía. Se mantiene la vivienda adosada del payés y su familia con el horno, las cuadras, lavandería, quesería, etc., que cultivaba y trabajaba para el señor de la Casa. Y también se conservan carros, armas, trampas... y un vehículo antiguo que según nos dijeron en la recepción fue el primer coche de Menorca.



Algunas de las estancias de la Casa Señorial se han convertido en Museo de Ciencias Naturales con exposiciones muy interesantes de insectos (muchos de Menorca), aves, reproducciones de las setas de la isla (sorprendente la cantidad de setas que se pueden encontrar en Menorca), fotografías de flores, conchas, minerales y fósiles, etc. Gran parte de la exposición se basa en la colección privada de los hermanos Carreras Torrent.







Por otro lado, Rafael Ramón Lluch donó su colección de conchas al Museo, algunas de las cuales las recogió durante sus paseos por diversas playas y calas de Menorca. Por otro lado, también donó y creó la parte dedicada a la geología. No esperéis encontrar un museo de minerales y fósiles ni completo ni con grandes piezas, pero sí muy didactico e ideal para ir con niños. Soprende ver tan lejos muchos minerales de Euskadi y en particular de Vizcaya. Obviamente, durante sus años como profesor en la UPV Rafael tuvo la oportunidad de conseguirlos, estudiarlos y más tarde trasladarlos a Menorca.



Al terminar nuestra visita dimos una vuelta por la parte exterior de la Casa que actualmente dispone de un precioso restaurante con unas magníficas vistas. A esas horas (mediodía) estaba cerrado así que preguntamos por un baño para las niñas y en la recepción nos remitieron al bar del restaurante que también estaba cerrado. El camarero, muy amable, nos abrió el bar, nos indicó dónde estaba el baño y preguntamos si era posible tomar algo en la terraza de fuera con un día y una sombra magníficas. El camarero con su buena intención nos dijo que la máquina de café estaba apagada pero que podríamos pedir refrescos o similares, y así lo hicimos y fuimos a la terraza con nuestras consumiciones. A los pocos minutos llegó un elemento, por no calificarlo de otra manera, que con malas formas nos preguntó - ¿y esas bebidas? -  Acto seguido entró en el bar y le echó una bronca de órdago al camarero por habernos servido. Debía ser el responsable del restaurante y nadie le habría aclarado nunca al camarero si aquello era posible. En cualquier caso muy mal educado ese elemento dado que eso nunca se hace en público y menos a los clientes.

Aunque al final Binissuès fue lo que esperaba viendo lo que vi en su web, hay que decir que en muchos aspectos era un puedo pero no quiero. La exposiciones estaban muy dejadas y sin personal realmente conocedor o entusiasmado por lo que en ellas había. Aunque sí que había público (no mucho y gran parte eran visitantes extrajeros), en mi opinión se le sacaba poco rendimiento cultural a semejante casona y museo. Una pena.

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