Todavía me quedan minas en los montes riojanos de Ezcaray por descubrir. Ésta en particular, la tenía en mente desde niño ya que mi madre la conocía de cuando la mandaban con las vacas al monte. Como la mayoría de estas minas nunca llegaron a ver el siglo XX, pero los niños de la zona las tenían muy presentes por el miedo que les metían con esos agujeros y la posibilidad de caerse ellos o el ganado.
Por ahora sólo he descubierto una pequeña escombrera y el material, pero seguro que entre los árboles y las escobas hay algún agujero escondido a la espera de ser redescubierto.
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