Seguro que más de una vez nos han tenido que hacer una radiografía o placa. Ciertamente es una exploración médica rápida, nada invasiva, indolora y muy eficaz. Sin embargo, detrás de esa sencilla prueba hay profesionales sanitarios de la protección radiológica (normalmente físicos o ingenieros) que trabajan para que la radiación no afecte a nuestra salud.
Si nos fijamos en las puertas de los controles y las cabinas de un servicio de rayos X, por ejemplo, observaremos que hay unas señales de colores que nos advierten del riesgo de irradiación externa. Un paseo rápido por los diversos servicios de un gran hospital nos demuestra, además, la existencia de señales similares rojas, verdes, grises, amarillas y naranjas, y algunas también nos indican que hay riesgo de contaminación.
La señalización de las diversas zonas donde hay riesgo de irradiación y contaminación en un hospital es responsabilidad del personal de protección radiológica. Con aparatos especialmente diseñados para medir los niveles de radiación se clasifican las diversas salas cercanas a las fuentes de radiación, y en función de los niveles de radiación detectados éstas se señalizan convenientemente.
Lo más habitual es que los niveles de radiación sean muy bajos y que veamos señales grises o verdes advirtiéndonos de un riesgo de irradiación externa. Sin embargo, puede haber salas donde los niveles de radiación externa sean sensiblemente mayores (incluso con riesgo de contaminación) identificadas con señales amarillas, naranjas o rojas. Son zonas de permanencia limitada o incluso acceso prohibido.
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