De hecho algo más de cinco años, un 4 de enero de 2020, el tiempo que me ha costado recuperarme totalmente del golpe en la cadera que me afectó indirectamente a la rodilla derecha. En la foto el hematoma que me produjo fotografiado unas 20 horas después.
Nunca se debe ir solo a una mina por muy bien que se conozca. En cualquier momento por un exceso de confianza puedes tener un resbalón y como consecuencia una caída desde una altura considerable.
Afortunadamente, sólo fueron unos 5 metros cayendo de espaldas (ligeramente ladeado a la izquierda) sobre una superficie relativamente limpia y plana. La caída en plano y el casco (que evitó el golpe en la nuca) hicieron que inicialmente todo quedada en un ligero aturdimiento sin apenas pérdida de conocimiento. En total oscuridad y sentado me costó unos minutos darme cuenta de lo que había pasado y lentamente busqué una linterna en el bolsillo. Me obligué a quedarme así hasta tranquilizarme y comprobar que no me había roto nada ni tenía cortes. Recogí el casco que había salido despedido y busqué sin acierto las gafas viejas que llevaba. Las di por perdidas. Ligeramente dolorido recogí todo, herramienta y piedras, y poco a poco salí de la mina. Como siempre, llegué al coche, lo guardé todo y a casa. Había quedado en un susto y con esta era la tercera vez que nacía (sin contar la de verdad).
A medida que pasaron las horas y el hematoma en el costado izquierdo aumentó fui siendo más consciente de lo que realmente me había ocurrido. Pero aún así, como en otras ocasiones, ni fui al médico, ni cogí la baja ni tuve rehabilitación ni tomé pastillas ni nada de nada. Con reposo y paciencia recuperé la normalidad y en unos meses estaba trotando de nuevo. Eso hizo que con el tiempo sin saberlo la rodilla derecha se me resintiera y entonces sí que fui al médico. Me dolía bastante y lo que más me preocupaba era que casi no podía doblarla (¿tendría roto el menisco?). Como el doctor no vio rotura ni pérdida de líquido lo único que me recetó fue esperar unos seis meses. Así que tras un año sin ir a correr, pero sí a andar y al monte, por fin ya he recuperado mi rodilla.
Recapitulando, la broma me ha costado 5 años de baja actividad física, con visitas mucho más esporádicas a las minas y un parón importante en la incorporación de nuevo material en la colección de minerales. Lo bueno es que la mitad de ese tiempo estuvimos con baja actividad global (por la Pandemia), que no he cogido 20 kilos (de hecho ha sido lo contrario), que hemos completado un traslado de domicilio y una reforma integral... En condiciones normales tampoco hubiera podido dedicar mucho más a las piedras.
En estos cinco años el panorama mineralógico nacional ha cambio significativamente. Con el impacto de las redes sociales se ha democratizado y globalizado el acceso a los minerales y los yacimientos, pero indirectamente se ha deteriorado considerablemente el buen ambiente que reinó con anterioridad en y entre los diversos grupos de coleccionistas. Ahora la información está mucho más filtrada, abundan los grupos privados de WhatsApp, nadie quiere compartir nada (ni piedras ni yacimientos ni amigos), todo por miedo a las consecuencias. Ojo que en 2008, y con anterioridad también, se hicieron destrozos y expolios importantes en algunos yacimientos, pero no hasta el punto de enfadar a tanta gente como hoy.
La verdad es que me da mucha pena esta situación, pero como ocurre con todas las crisis también se abren nuevos horizontes y nuevas oportunidades. Me jugaría una buena pieza de la colección a que hoy hay más coleccionistas y recolectores que nunca, sin duda con más recursos y tecnología que nunca, y eso está proporcionando piezas nacionales de yacimientos nacionales que la mayoría ni imaginamos. Por desgracia son invisibles y así seguirán unos cuantos años. Mientras tanto andaré con más cuidado para que no vuelva a ocurrir lo que me aconteció hará algo más de cinco años :-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario