15 de enero de 2009

Licencia para picar, informar, cambiar, vender y tirar a la basura

Una vez más voy a dar mi opinión sobre un tema muchas veces tratado y no por ello menos polémico y actual: Las licencias del coleccionista de minerales.

Seguro que muchos habéis oído hablar de las licencias de software y patentes en el mundo de la informática. Voy a utilizar esto para ilustrar mi manera de pensar.

Las empresas más tradicionales y monopolistas protegen sus programas informáticos mediante patentes y licencias que impiden ver, modificar, mejorar, adaptar, etc., el código que han desarrollado. Ejemplo conocido de esta política es Microsoft, y el resultado de la misma es un software de baja calidad, poca fiabilidad, con muchos errores de seguridad, y una empresa archimillonaria.

Otros proyectos aparentemente más modestos se protegen con licencias radicalmente distintas que no sólo permiten ver y modificar el código que ofrecen, sino que permiten copiarlo literalmente, empaquetarlo en una caja y venderlo sin pedir ni un euro a cambio. Dentro de esta línea existen muchísimos proyectos (un ejemplo conocido es Linux) que han permitido la creación de miles de empresas en todo el mundo para dar todo tipo de servicios las cuales al mismo tiempo han logrado mejorar los programas de origen.

Mi postura en el mundo de las piedras está más en la línea de Linux que de Microsoft: Información para todos y riqueza compartida con un orden en la actividad.

Para mi esto implica un acceso libre a toda la información sobre los yacimientos, recogiendo muestras con las herramientas que cada uno considere adecuadas en cantidades razonables, intercambiando y/o vendiendo, si no hay sitio en casa a la basura con ellas y si da pena a regalarlas, donación desinteresada o interesada a gusto del consumidor. Todo ello aderezado con una pizca de sentido común, aceptando a los otros coleccionistas con sus rarezas, respetando el medio ambiente y la legislación vigente, y sabiendo que siempre quedará algo y no nos podremos llevar todo lo que queda en la mina.

Mientras no haya una autoridad competente que regule coherentemente nuestra afición esta será mi postura que podríamos llamar Coleccionismo Libre.

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