17 de septiembre de 2012

¿Hay algo más emocionante que abrir una geoda?

Podría parecer una pregunta con trampa porque lo cierto es que dentro del marco del mundo de las piedras (obviando las relaciones humanas) no hay nada comparable con la emoción de extraer cientos de piezas flotantes de una geoda métrica que casualmente llevaba ahí miles de años esperándonos.

Ja ja ja.

Ni que decir tiene que la mayoría de los mortales nunca llegaremos a ver una de ésas más que en pintura o tras haber pasado varios años de su vaciado y cuando está más pelada que la cabeza de Kojak. A lo sumo las encontraremos centimétricas o lo que se han dejado de las métricas en el suelo.

Pues bien, a pesar de que abrir una gran geoda está en la cúspide de las emociones picapiedriles, limpiar piezas altamente alteradas para descubrir las maravillas que hay debajo con el menor daño posible le sigue a la zaga.

La limpieza de minerales es un mundo en sí mismo que conecta varias ciencias y al alquimista más medieval que uno lleva dentro con el duro mundo de lo real donde ni los minerales son puros ni tampoco los productos de limpieza, por no hablar de la influencia de las condiciones de formación, red cristalina y sus impurezas, minerales acompañantes, luz, temperatura, humedad... Vamos, que pocos problemas son tan sugerentes y completos como este de la limpieza de piedras, sobre todo para aquel que empieza.

Recientemente, he obtenido unas piezas en las que, a pesar de lo poco que me gusta, he tenido que probar métodos de limpieza química más allá de mi cepillo y jabón. Y, a pesar del mal estado de las piezas, los resultados han sido sorprendentes al menos para mi.

Dos cosas he de resaltar tras mi primera incursión limpiapiedril.

La primera, la buena disposición de la gente a la que le he pedido sopitas. Me han ofrecido su experiencia, su consejo e incluso su ayuda directa con las piezas. También me ha sorprendido la gran cantidad de información que hay acumulada de años y años en diversos foros y documentos en Internet.

En segundo lugar, sorprendome de la impresionante cantidad de productos químicos que se pueden conseguir en un simple gran supermercado (nada de empresa de distribución de productos químicos). Sólo hay que leer las etiquetas para descubrir ácidos, bases y sales con las que se pueden hacer muchas cosas, buenas y malas.

En entradas futuras iré poniendo algunos resultados obtenidos por mi en esta mi nueva experiencia de la limpieza química.

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