22 de marzo de 2020

Recuerdos de Setares, Castro Urdiales (Cantabria)

Con el permiso del autor transcribo esta pequeña joya que he localizado en un grupo de Facebook aficionado a Castro Urdiales.

La calcita de la fotografía pertenece a mi colección particular y la recogí personalmente en la mina Ceferina de Setares, mina dura y bonita donde las haya.

Calcita, mina Ceferina, Setares (Cantabria)

"SETARES" UN LUGAR DIGNO PARA RECORDAR.
(Con el permiso del autor Jesús Garay)

Hoy os voy hablar de Setares pueblo minero, lo acompaño de dos fotos, una es un cuadro que esta en la torre de Otañes y fue pintado por Emilio Rodriguez en 1948 y la otra es una vista aérea de Setares de hace unos pocos años, ya en ruinas e invadido por la vegetación.




Setares es un antiguo pueblo que perteneció a la junta vecinal de Otañes y que junto a Campo Ezquerra fueron los dos grandes cotos mineros que había a ambas vertientes del Pico de Aro, para otros Pico Oro, pero no de oro metal, sino por orografía, como el que baja de los Templarios.

Plinio otorgó este monte a sus historias naturales, donde decía que todo el estaba bañado por la mar.

La cordillera de Rucalzada, esta llena de picachillos y de sus entrañas se sacaron millones de toneladas del mejor mineral de hierro. En el gran picacho ya citado de Pico de Aro y para otros también monte Dícido, se explotaron muchos pozos mineros por los dos lados.

En Setares se enriqueció un vil de la Sota, castreño que no nos dejó ni una escuela de fundación, haciendo grande a Sabino Arana, para acercarse al titulo de Sir.

En Setares  estaban las minas, Ceferina, Previsión Trinidad, etc., y en Dícido estaban las minas Anita, Guillermo, Manuda, etc.

El primer ferrocarril de mineral al cargadero de Saltacaballo se proyectó en 1886.

En Setares a principios del siglo pasado había varias tiendas y cantinas, además de un estanco, una tienda mixta cooperativa para consumo de los mineros, se estableció en Setares, una sucursal minera, una escuela en la que se celebraban las misas, una sociedad recreativa, teatro de aficionados, un frontón, bolos y campo de fútbol.

Su población llegó a ser de 1500 personas, se despobló en 1960 y se abandonó definitivamente el pueblo en 1992, cuando se fueron los últimos vecinos.

Esta zona minera fue muy convulsa en sus primeros años, pues aquí llegaron a trabajar gentes de todas partes de España, desterrados, prófugos, soldados sin ayuda venidos de las luchas coloniales y familias muy humildes venidas de muchos rincones del País Vasco, Navarra y de las zona de Burgos.

Fueron muchos los muertos en ese pueblo y sus minas, en el Liberal del 10 de Enero de 1911 se notificó una de las tantas calamidades que acontecerían a lo largo del siglo XX, al derrumbarse una chirta y sepultar a docenas de mineros, produciéndose cuatro muertos: Juan Álvarez Ulloa de 25 años, Pío Gabancho Ruiz de Ontón, José Cotarelo y Pedro Aguirre y docenas de heridos graves. Así me lo ha contado mi hermano Javier Garay.

Esperando que este artículo os amenice un poco la espera en casa por la cuarentena (del Coronavirus), se despide y hasta la próxima vuestro amigo en Facebook 

JESUS GARAY.

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