Leo en El Correo que un aficionado a la búsqueda de metales preciosos ha desenterrado en el
estado australiano de Victoria una pepita de oro de 5,5 kilos de peso.
No es la primera vez que veo una noticia como ésta incluso de pepitonas mayores, pero nunca dejan de sorprenderme.
Enhorabuena al afortunado comerciante-buscador. Tantos años de trabajo han dado su fruto.
Por cierto, siempre he me preguntado si quedarían pepitas como ésta en Australia en el caso de que los Romanos hubieran llegado allí.
18 de enero de 2013
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