19 de junio de 2017

Experimentos para niñ@s 2017 en el colegio Europa de Getxo

Echando la cuenta me sale que son ya 5 años consecutivos los que por estas fechas paso entre botes, sales, huevos, globos, minerales, fósiles, prismas e imanes. Hago demostraciones científicas de forma desinteresada para algunos cursos del colegio Nuestra Señora de Europa, donde cursan estudios mis dos hijas. Este centro organiza todos los años, rondando el final del curso escolar, la Semana de la Ciencia, donde los niños y las niñas de diferentes ciclos hacen sus pinitos y en la que, también, se invita a las familias a participar, con más o menos éxito de participación.

Aquí ya entraríamos en el eterno debate sobre la comunicación por parte del centro, el ánimo y el compromiso de la comunidad educativa de la que todas y todos formamos parte... Pero eso da para otro post.
 
La cosa empezó hace 5 años cuando Sonia me propuso hacer algunos experimentos en la clase de primero de Infantil (3-4 años) de Leire. Todo un reto con gente tan menuda que contra todos mis pronósticos fue un éxito entre niños y maestras.
 
Después, con el impulso de algunos profesores, más padres (que pueden y quieren) y Sonia, la experiencia se ha ido extendiendo a Primaria e incluso cursos superiores con notable éxito también. Les damos a los niños y niñas nuestra visión amateur y profesional de insectos, biología, medicina, botánica, física, etc. Una forma interesante de, insisto, implicar a la comunidad educativa y al mismo tiempo, insuflar la curiosidad por la ciencia desde la más tierna infancia.
 
En general, la respuesta siempre ha sido fantástica. Es cierto que la mayoría de los padres no se interesan tan siquiera por saber de la actividad realizada por sus hijos, que algún profesor podría mostar algo más de entusiasmo o que los gestores del centro (sean los que fueren) deberían aparecer alguna vez por ahí (out there).
 
Sin embargo, os aseguro que el que un niño o una niña, después de realizar los experimentos, te dé un abrazo espontáneo en agradecimiento, o que te sigan preguntando en el parque por conceptos discutidos en el Salón de Actos, o por cómo se hace tal o cuál experimento, sin duda es la mejor recompensa. Y si, además, algún día te recuerdan cuando lleguen a ser grandes profesionales y recojan los éxitos de su carrera, pues mejor que mejor.

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