4 de agosto de 2020

Cuevas y Área Recreativa El Robledillo en Ortigosa de Cameros (La Rioja)

Hace muchos años mi tío Tolín me recomendó visitar estas cuevas riojanas. Sin embargo, siempre pensé que no merecían la pena habiendo visto otras como las de Pozalagua o El Soplao.

¡Craso error!

Las cuevas de la Paz y la Viña bien merecen un alto en el camino, tanto por su historia como por las explicaciones de sus guías, buenos conocedores de su geología.

Me sorprendió saber que una de las cuevas, la de la Paz, tenía un origen sísmico, poco común entre las cuevas acondicionadas para el turismo. Pero también me sorprendieron las preciosas formaciones presentes, mucho mejores de lo que esperaba, y el casi nulo expolio que habían sufrido.

Además, debido a la gran cantidad de encinas que crecen sobre las cuevas (que se encuentran en el Macizo del Encinedo), numerosas raíces atraviesan de manera caprichosa ambas cuevas. ¡Digno de ver!

La cueva de la Viña, con restos prehistóricos documentados en el siglo XIX, había sufrido un corte importante debido a los trabajos de la cantera que sirvió para construir el embalse González Lacasa a mediados del siglo XX. Sin embargo, como ocurre en otras ocasiones, fueron esos mismos trabajos los que sacaron a la luz la cueva de la Paz.
 



Cantera en la que se encuentran las cuevas.


Tras la visita en familia a las cuevas fuimos al Área Recreativa de El Robledillo. Un lugar idílico donde descansar del mundanal ruido. Los salesianos de Logroño nos solían llevar de excursión una vez al año para jugar a la Oca, hacer guerras de piñas y descubrir hormigueros.

Hacía más de 35 años que no había vuelto por allí. El lamentable estado de la vía de acceso al Área Recreativa desde Ortigosa me hizo pensar que el tiempo se  había congelado en aquellos bosques.

Área recreativa El Robledillo.

Precioso hormiguero de buen tamaño.

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