10 de agosto de 2012

Leire y las ventosas

Mi hija de dos años ha empezado la fase de los ¿por qués/qués? y lo cierto es que está haciendo preguntas muy interesantes.

Algunas como ¿qué hay dentro de la cabeza? o ¿qué hay dentro del brazo? parecen lógicas y esperadas de un recién llegado a este planeta.

Pero hay otras que no son tan fáciles de responder y, a veces, incluso a un padre con profunda formación científica le ponen momentáneamente entre las cuerdas.

Una de estas preguntas me la hizo ayer acerca del parasol del coche que, por otro lado, le encanta al estar decorado con los personajes de Winnie-the-Pooh.

El parasol tiene unas ventosas de goma para facilitar su colocación en la luna delantera del coche. Todos los días le explico que hay que mojarlas un poco con saliva para que se peguen y así conseguimos que no haga calor en el coche. Y de vez en cuando Leire me quiere ayudar y moja una de las ventosas con su saliva.

Ayer, mientras celebrábamos religiosamente la eucaristía del parasol arriba explicada va y me salta: ¿por qué se pega la ventosa?

¡Toma ya! ¡Menuda preguntita!

¿Por qué no se pega la ventosa en seco y sí lo hace cuando la humedecemos?

Ahí queda la pregunta para vuestra reflexión.

1 comentario:

Álvaro. dijo...

Una idea, que se me ha ocurrido...supongo que es por que en el interior de la ventosa el vacío no es total y si queda aire con el calor aumentará de volumen, forzando la salida y desprendiendo la ventosa. Si hay un líquido no aumentará de volumen y por tanto se pegará mejor.

Si tienes una ventosa suelta a mano se puede comprobar esto intentando pegarla bajo el agua ... en una palancana por ejemplo. Yo no lo he comprobado