Una de las maneras más bonitas de visitar un evento de este tipo es hacerlo con niños pequeños para ver su cara y la ilusión que tienen por todo.
Así lo hice el sábado con Sonia y nuestras niñas Leire y June de 2 y 1 año respectivamente. Aunque fue una visita relámpago hubo tiempo para que Leire le contara a Paco todos sus andanzas escolares, para hablar de los cocodrilos fosilizados y ver el enorme dinosaurio de la entrada.
Yo aproveché para hacer un intercambio de una axinita de Vizcaya, un hallazgo muy reciente del que hablaré en una próxima entrada.
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