Llevo tiempo sin escribir una entrada de opinión y creo que en los últimos cinco años han o están ocurriendo demasiadas cosas como para no hacer una.
Para empezar, es más que evidente que han ido desapareciendo tristemente muchos grandes comerciantes y coleccionistas de minerales y fósiles por una simple cuestión de "Ley de vida". Muchos de esos coleccionistas invertían importantes cantidades de tiempo, recursos y dinero en su afición, pero parece que las nuevas generaciones no acaban de cubrir ese hueco. Que la actividad minera nacional se está reduciendo a la mínima expresión no ayuda en este sentido, y que no dejamos de enlazar una crisis económica y poblacional tras otra tampoco.
Por otro lado, llevamos ya algunos años asistiendo a la desaparición de ferias de minerales decanas que no sólo atraían a muchos de los coleccionistas anteriores, sino que también creaban nuevos aficionados con relativa facilidad. Por si esto fuera poco, algunos de los más importantes comerciantes de ámbito local e internacional se han jubilado o están en proceso de hacerlo, y en muchos casos no se cubre convenientemente el enorme hueco que dejan. Bien es cierto que están proliferando muchísimo las mesas de intercambio y ferias de minerales locales, pero en mi opinión están muy lejos de suplir lo anterior y para muchos aficionados son magníficas oportunidades de encuentro y reunión social, pero nada más. Hablo por boca de muchos cuando me expresan su decepción tras la asistencia a las susodichas mesas: El material que se ve es más de lo mismo, cuando se llevan piezas aceptables ningún asistente está dispuesto a pagar ni la mitad del precio que se ve en otros mercados, los intercambios por ellas son más que decepcionantes, el mineral más que un artículo único, escogido, mimado y cuidado se convierte en un lote de muchos gurruños que son ideales para regalar o aficionar pero que no tienen ningún sentido para los coleccionistas que, por cierto, son casi mayoritariamente son los únicos que asisten a muchas de dichas mesas.
Por otro lado, las crisis y guerras actuales están creando un coleccionismo de extremos lo mismo que ocurre en una economía en recesión donde la riqueza está muy polarizada. No creo que sea culpa de los nuevos canales de venta o las susodichas "nuevas mesas de minerales", ni siquiera de la falta de nuevos coleccionistas. El mercado de las "piezas top" no deja de existir e incluso ampliarse, el resto cada vez están más depreciadas. Y, sé que soy muy extremista, pero para malvender/malcambiar está la opción de dejarla en casa o tirarla a la basura. Son muchos sudores, tiempos y dineros los que a un aficionado le cuesta rescatar una pieza media, y ni remotamente es comparable a los lotes que se venden por cuatro pesetas (soy de la vieja guardia) obtenidos en el proceso de una actividad industrial.
De todo, lo peor, en mi opinión, es que a las nuevas generaciones les llega el gusanillo de esta afición de manera muy mermada. En los primeros cursos de infantil o primaria algunos ven con pasión el mundo de las rocas, pero después deja de existir ya que en su entorno no hay una feria con cierta continuidad, mucho menos una mina, y el currículum educativo los hace desaparecer de los libros con mucha prontitud.
Vale.
2 comentarios:
Agustín! Has descrito la visión superficial de un problema ya viejo. Cuando empecé profesionalmente, 1984, ya se intuía este fin, quizás yo fuera un visionario pero la realidad de las ferias era, es y de momento así parece que seguirá, una decadencia anunciada. El precio por metro lineal de stand es desorbitado, mínimo más de 100€, viajar y el hospedaje otro pastizal, y cuando ofreces una pieza de calidad todo el mundo, ¡todo el mundo! te regatea a la baja. El coleccionista de un nivel económico adecuado compra por calidad y compra donde se le ofrecen mejores servicios como información del ejemplar y procedencia correcta, pero desgraciadamente la mayoría compra por precio y en los últimos años te sueltan la frase típica de "yo se donde esta la mina, ya voy yo a cogerla"
Muchas personas quieren solucionar su déficit economico regateando a la baja y cuando no lo consiguen te juzgan negativamente y te etiquetan de abuson o cosas peores.
En las dos últimas décadas la política educacional ha hecho desaparecer la mineralogia de las escuelas, es más se ha promovido que no se coleccione lógico en gobiernos de izquierda, coleccionar es generar propiedad privada...
La nueva religión, la ecológica, ha hecho que los jóvenes no se acerquen a la naturaleza, ahora todo es virtual, y que conste que soy un firme defensor de las nuevas tecnologías, pero no se valora aquello que es como un juguete, una simple imagen con apagado o encendido.
El final del siglo XX fue extraordinario, los conservadores de Museos se acercaban para encontrar ejemplares nuevos de viejas minas, la crisis del 2008 acabó con la inversión en museistica, no era políticamente correcto y si un museo no invierte en novedades ¿los alumnos que aprenden, que lo que se ofrece no tiene valor? No se promueve la ciencia, no se promueve la creación tecnológica, la innovación, no se promueve la exploración del medio. Hubo una época de talibanismo mineralogico, vender minerales estaba muy mal visto, la crisis del 2008 justificó que "todos", bueno, muchos coleccionitas se pusieran a vender, en pseudoferias o mesas de intercambios, ya era factible vender, limar, aceitar...minerales; todo en pro de la subscistecia. Comprenderás que la banalizacion de nuestra afición ha creado una atmósfera toxica que impide su desarrollo, no es la jubilación de los comerciantes y aficionados el problema, es la podredumbre de una sociedad decadente, es querer conseguir buenas piedras por metralla, es engañar sobre los yacimientos, etc, etc,... ...
Muchas gracias por tu acertadísima reflexión, tanto que merece ser publicada aparte. Gracias, gracias y ojalá que esto cambie.
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