Ayer unos músicos portugueses sorprendieron a padres, madres, abuelos, abuelas y bebés de 0 a 3 años mostrando una manera diferente de ver, o mejor escuchar, LA MÚSICA.Susurrando papapa, papapa, papapa, papapa, y con instrumentos de lo más variado nos sumergieron en un mundo olvidado, el de nuestros primeros días, rememorando seguramente los primeros sonidos musicales que percibimos.
Por extraño que pueda parecer, casi ninguno de los bebés lloró, algunos no pararon de hacer aspavientos y otros (como nuestra Leire) se quedaron ensimismados durante toda la hora que duró la representación.
La música sin prisas es un regalo para bebés, niños y adultos que desgraciadamente, muchas veces dejamos de lado en esta nuestra sociedad de consumo.
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