En los últimos años el yacimiento de azufre nativo y celestina (entre otros minerales) de Laredo (Cantabria) ha sido uno de los más visitados por propios y extraños. Como suele ocurrir con otros muchos, tras años de olvido y abandono se pone de moda para volver nuevamente al ostracismo inicial.
El del Aila es un yacimiento muy peculiar ya que teniendo un acceso relativamente sencillo puede dar piezas excepcionales. Pero tiene mala fama ya que esto último no suele ser lo habitual y ya sea rompiendo la dura roca caliza o desenterrando el pringoso bolo de arcilla gris sólo recogemos dolorosas agujetas y muy poca calidad.
Sin embargo, en ocasiones, tras muchos intentos y largas jornadas de trabajo uno recibe la merecida recompensa.
En la fotografía muestro el fruto de dos horas y media de sudorosa labor sin abrir. Son bolos de arcilla gris desenterrados en varias zonas del yacimiento.
En entradas anteriores ya he puesto fotos de algunos cristales pequeños que me han aparecido tras abrir los bolos. La mayoría de ellos, por desgracia lo más común, no han dado nada de interés. La proporción suele ser de 30 a 1, es decir, 30 malos para 1 bueno.
En entradas posteriores mostraré lo que salió del bueno de este lote.
¿Adivináis cuál fue?
Mirad un poco la foto y haced vuestras apuestas.
La respuesta... tatatachán... el de la esquina inferior derecha de la foto.
Colección Borja Sainz de Baranda
Hace 12 horas
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