4 de octubre de 2013

Museo de Ciencias Naturales de Álava: Primera impresión

Con este museo estreno la nueva etiqueta de "Museos" que espero ampliar y mucho a lo largo de los años venideros.

Aunque no es la primera vez que visito el Museo de Ciencias Naturales de Álava, sí es la primera que lo hago sin prisas y con tiempo para recrearme en cada detalle. En ésta y en la próxima entrada cuento mis impresiones sobre el museo y sobre su contenido en minerales.

Por motivos profesionales el martes pasado tuve que ir a Vitoria, y como iba a terminar pronto decidí ir un par de horas a ver piedras. De camino al museo me llamó mucho la atención la gran cantidad de gente que había por las calles de Vitoria y sobre todo en los bares, tiendas y mercados. ¿De qué vive la gente?, pensé. ¿No trabajan? Ciertamente, había muchos jubilados, pero la mayoría paseaban. Así que el resto serían vividores, rentistas, estudiantes y parados (digo yo). Sea como fuere, esto contrastaba mucho con el ambiente dentro del museo donde sólo había una pareja mayor de alemanes (y no entró nadie más al menos durante mis dos horas dentro).

Entrada al museo

Lo primero que me llamó la antención es que la entrada al museo no era gratuita. Seguramente las otras veces tampoco lo fue, pero no me acordaba así que me vi pagando 3 EUR. Había descuentos para estudiantes, jubilados y parados, pero éstos ciertamente preferían gastar sus cuartos en los bares de fuera. Bueno, me dije, es por la crisis y es una bonita manera de apoyar esta institución. Ahí van los tres Euros.

Entrada individual, 3 EUR

La persona que me cobró en la entrada prácticamente ni me saludó y casi tuve que arrancarle las palabras. Si yo trabajara en un lugar con tres visitantes a la mañana intentaría entablar conversación aunque sólo fuera por salir de la rutina. En fin. Le pregunté si se podían hacer fotos y tras unos 5 segundos de titubeo (no se esperaba la pregunta) me dijo que sí pero que sin flash, aunque no se le veía muy convencido de su respuesta. Seguidamente me indicó que había una parte en la zona de los ámbares donde no funcionaba la iluminación. ¡Que me devuelvan mi dinero!, pensé ;-9

Antes de comenzar la visita cogí el cuadernillo de la exposición actual: 25 Años de Historia Natural.

En una de las páginas del cuadernillo aparecen todas las exposiciones que ha habido desde el inicio del museo. Muy interesantes.


Comienzo la visita por la planta baja donde están los ámbares. A pesar de los problemas de iluminación consigo echar algunas fotos sobre todo de los nacionales y paso sin perder tiempo a las piedras.

Con calma voy disfrutando de cada pieza, alegrándome de las novedades y lamentando la ausencia de otras que recordaba de visitas anteriores. De vez en cuando me cruzo con los alemanes que por algo son la primera potencia europea.


Tras muchas pruebas con mi cutre cámara Canon compacta encuentro la manera óptima de sacar fotos, obviamente sin flash (parece que el de la entrada no recordaba que las piezas están en vitrinas y que el cristal refleja la luz del flash). Apoyando la cámara en el cristal y sacando la foto en modo macro paradójicamente salían fotos muy aceptables a pesar de los reflejos. Estimo que se han salvado un 70 % de las fotos, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta las condiciones y la cámara.


Es tan corta la representación de minerales en exposición que me dio tiempo a pasar dos veces por todas las piezas. ¡Qué lastima que haya tantas guardadas!

Entiendo que la crisis y la falta de espacio no permitan exponer más piezas al público, pero también es cierto que el espacio está muy poco optimizado y que había zonas con vitrinas vacías. Conozco colecciones que con mucho menos espacio tienen muchísimas más piedras.


Para terminar con esta primera impresión sin entrar en detalles de las piedras (próxima entrada), la zona del acuario, zoología, botánica, etc., daba la sensación de estar un poco descuidada, como si estuvieran restaurándola, aunque no vi signos de ello.

Sólo espero que alguna autoridad local o nacional competente se de cuenta pronto del tesoro que tenemos en Vitoria y que no sea un alemán que se lo lleve con edificio y todo a Erlangen o Munchen.

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