A veces, cuando te distancias y ves las cosas desde fuera, te percatas de escenas y situaciones muy graciosas que pasan desapercibidas para la gran mayoría de los implicados. Me refiero a las manos (que van al pan) cuando de ver piedras expuestas se trata.
Y es que, ahora que está tan de moda esto de organizar mesas/mercadillos/ferias/aniversarios/reuniones de intercambio/venta/exposición de minerales es fácil acceder a decenas de fotos de estos eventos con los aficionados asistentes tanto en modo pose como modo pase. Y ahí es donde entran las manos, elemento central de esta entrada.
¿Cuáles son las localizaciones espaciales más repetidas de éstas nuestras extremidades favoritas?
Fundamentalmente son tres:
i) Manos cruzadas por delante de la tableta de chocolate, tripa cervecera o panza sanchopancesca según lo que use cada uno. Sin duda, esta es la posición más repetida en la fotos de pose de los coleccionistas formando una barrera similar a la de las faltas directas en fútbol.
En una foto similar con los cuñados o amigotes de la cuadrilla nos agarraríamos por los hombros y daríamos botes mientras nos fotografían. Pero en este entorno normalmente no hay tanta confianza.
ii) Manos a la altura de los bolsillos, tanto dentro como fuera de los mismos. Esta es la posición universal de las manos, muy socorrida en las fotos de pose aunque también suele verse en las fotos de pase. A veces es un viejo truco para que el expositor no vea nuestras verdaderas manos bajo la chaqueta mientras nos llevamos sus mejores piedras :-)
iii) Finalmente, manos inocentes a la espalda a modo de preso esposado. Posición ésta rara vez vista en el modo pose y más común en el modo pase. Reconozco que es mi posición favorita cuando voy pasando por los stands. Casi siempre viene acompañada de una ligera inclinación del tronco hacia la mesa de minerales como si éstos tuvieran una masa tan desproporcionada que nos atrajeran irremediablemente hacia ellos.
El expositor adora esta posición ya que ver sus piedras libres de manos grasosas y pringosas es la panacea. Pocos puestos verás con un cartel de "se puede tocar" o mejor aún, "obligatorio tocar".
Así que la próxima vez que vayáis a un evento de éstos, entre piedra y piedra, fijaos por curiosidad en las manos y veréis como un reís un rato.
Colección Borja Sainz de Baranda
Hace 14 horas
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