El Parque de la Naturaleza de Cabárceno, que tuve la suerte de visitar por primera vez el año de su inauguración, no es un zoológico convencional ni un Parque Natural, es un lugar ideal para pasar el día en familia. Dispone de numerosas zonas de recreo, merenderos donde comer al aire libre, miradores, rutas botánicas, lagos, cafeterías, restaurantes, parque infantil... Y también se puede disfrutar de espectáculos con algunos de los animales, uno muy interesante es el del león marino Lucas.
Los niños aficionados a Madagascar de Dreamworks lo disfrutan si cabe mucho más ya que allí pueden identificar a sus amiguitos Melman, Gloria, Alex y Marty.
Cabárceno también es un espacio transformado por la actividad minera del hombre, a partir de la belleza primitiva de su paisaje kárstico. Se identifican fácilmente restos mineros que en algunos casos se han reutilizado como elementos decorativos del Parque, lo cual es una idea excelente. Con un poco de observación también se pueden identificar bolos de óxido de hierro (como el de la fotografía) adornando la entrada de algunos restaurantes.
Juan Hormaechea (ver foto de placa) fue un político cántabro muy polémico con fervientes seguidores y acérrimos enemigos. Seguramente la envidia, enfermedad endémica de este país y que nunca llegaré a entender, tuvo que ver mucho en lo que le ocurrió. Seguro que tampoco lo hizo todo bien y que muchas de sus acciones fueron merecidamente criticables. Sin embargo, nos dejó Cabárceno en una época de abandono de toda instalación minera (casi como la actual) y nunca se lo podremos agradecer todo lo que se merece.
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