El otro día tomando un café en la conversación surgió el tema de casi últimamente todos los días: La crisis.
En esta ocasión nos lamentábamos de la cantidad de gente, cada día más, que tenía que sobrevivir en casa de sus padres: solteros, divorciados, separados, tontos, vagos e incluso casados.
Para algunas de las presentes, las chicas siempre más maduras, resultaba algo impensable vivir con sus padres a los 25, ya no te digo a los 35, los 40 o incluso en el caso de un conocido, los 50. Con su primer sueldo/beca mísero y corto salió de casa para conseguir la independencia personal.
Entonces yo recordé que antes, y también ahora en muchos pueblos pequeños, lo habitual era que el hijo soltero se quedara en la casa familiar toda su vida. Por no hablar de la hija que renunciaba a su vida por cuidar hermanos y padres. Pero sobre todo me interesa ese hermano que ya que no creaba una familia contribuía a la humanidad no ocupando un habitáculo innecesario.
Pero con el boom inmobiliario, todo perro pichichi tuvo derecho a una vivienda digna y constitucional, y si era de Protección Oficial en el chachibarrio de la ciudad pues mucho mejor.
Y por eso muchos y muchas antes de los treinta y sin compromiso ya tenían una vivienda tirada de precio. Y algunos han prosperado en su trabajo y se han juntado y ahora tienen dos con capacidad de pagar cinco. Y otros también han prosperado y ahí siguen viviendo e invirtiendo lo que no se gastan en hijos y en la vivienda en trasnochar y lo que es peor, en comprar una segunda vivienda de veraneo inflando más si cabe la burbuja.
Por eso en cuanto a la propiedad se refiere habría que volver a las costumbres del soltero en los pueblos, y el resto a alquilar a precios europeos con sueldos europeos. Seguro que así se acababa la crisis.
Seguro que alguna madre exigiría un RD que obligara a los "hijos lapa" a hacer su cama y colaborar en las tareas del hogar bajo sanción administrativa :-)
Colección Borja Sainz de Baranda
Hace 15 horas
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