28 de agosto de 2009

Una golosina de Caravia con unos años


El verano en muchos pueblos es tiempo, entre otras muchas actividades, de mercadillos casi improvisados de antiguedades, artesanía, gastronomía, etc. En algunos puestos hay golosinas de colores variados, caramelos artesanos con formas geométricas que bien podrían ser cristales de fluorita violeta, amarilla, morada.

Asturias, un grupo de tres amigos, un pueblo pequeño cercano a Caravia, día caluroso de agosto y un mercadillo de los de segunda mano. Intención de adquirir unas bolsas viejas y la conversación lleva a las piedras, ¡qué raro!

Una señora de avanzada edad, la mujer de un minero jubilado que dispone de material en casa guardado en cajas, seguro que son fluoritas y que tienen al menos 30 años. Efectivamente, son fluoritas y de muy buena calidad, el minero sabe lo que valen y llega a un acuerdo económico y se desprende de unas 70 golosinas asturianas.
Corta San Lino, Arenal de Morís, Prado, Caravia
Los tres amigos se reparten las 70 piezas y a través de uno de ellos me hago con una de las top ten, obviamente las mejores se las quedan ellos, que no son tontos y, aunque comercien, también coleccionan. No comprendo al comerciante que no colecciona.

Fluorita de Caravia, procedente de una labor de exterior, tamaño 10x8 cm, cristal mayor 2.5x2.5 cm, y una cristalización exquisita en tetrahexaedros que sorprende en un sistema cristalino tan sencillo como es el cúbico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por aclarar qué es un tetrahexaedro de esos... Es lo que tiene no ser experta en minerales :-)))))))))))