Valenciano reunía un currículum que muchos querrían para sí hoy: Doctor ingeniero, Informático, Teólogo, Filósofo... Cuando en este país casi nadie tenía un PC, Valenciano nos enseñaba a programar juegos y antivirus para MS-DOS. Aún recuerdo sus explicaciones de la definición de límite y función derivable en un punto durante el descanso del cine del domingo. Era una de esos sacerdotes que, como muchos otros que no salen en prensa porque sólo hacen cosas buenas, estaban a la vanguardia de la tecnología mucho antes que los abanderados de la misma por el simple placer de saber que se podía hacer, de mostrársela a sus alumnos, y de sacarle el máximo partido en el sencillo día a día de la Comunidad Salesiana.
Fue una pena que muchos de nosotros le conociéramos ya un poco mayor cuando la mente deja de ser un "músculo ágil". A pesar de ello no dejó de sorprendernos con sus proezas. ¡Menudo tío!
Allí donde estés sigue disfrutando de la pasión por aprender y descansa en paz buen amigo.
4 comentarios:
Yo tambien le conoci y me metio el gusanillo de la informatica y a eso me dedico. Gran persona y si yo tambien le conoci mayor pero lo suficiente. DEP
Una bellísima persona. Uno de los salesianos que más me marcó en mi vida. Era facilísimo decir aquello de "yo cuando sea mayor, quiero ser como él". Su rostro siempre marcaba la diferencia, siempre feliz, siempre una sonrisa, siempre una palabra amable, siempre él, don Antonio. Me he enterado tarde de su fallecimiento. Ahora es Dios y todos sus ángeles quienes disfrutan de su presencia. Siempre le tendré en mi recuerdo. Gracias por haber coincidido con usted, don Antonio.
Gracias por vuestros comentarios. Un saludo.
Mi diminuto homenaje a don Antonio. Salesianos Carabanchel, años 80. Era ya mayor, de cuerpo, enorme de mente, y divino como persona. Su rostro es el rostro de la felicidad. Su palabra es magnífica. Sacerdote, sencillo, humano, amigo. Ya programaba en BASIC. Representación gráfica de funciones... UN GENIO. Matemáticas, física... sus clases eran... se me eriza el vello. Aljofifa, don Antonio, mi madre se acuerda de usted. Es natural, Sevilla ; las personas buenas y sencillas son así. Descanse en paz, o no... por favor siga siendo tal y como le conocí. Ya descansará en el séptimo cielo. De momento solo se encuentra en el primero. Gracias por haberle conocido y disfrutado.
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