Vaya por delante que la albañilería me resulta un oficio de lo más loable y respetable y que, por supuesto, los que de ellos coleccionan minerales y fósiles son tan válidos o más que el resto de los coleccionistas. Sin embargo, esta entrada no va de estos albañiles sino más bien de otros que por las razones que voy a dar ahora tampoco tienen ninguna culpa ya que sólo hacen el trabajo por el que se les paga.
Hace unos años me comentaron una anécdota de la que mis oídos no daban crédito. El escenario de la misma era un conocido y productivo yacimiento (en un entorno natural poco después de acceso restringido) y los protagonistas un conocido comerciante y varios albañiles por éste contratados. Parece ser que como los años no pasan en balde y la maza y el cortafríos cada vez pesan más, nos volvemos perezosos y buscamos maneras más cómodas de extraer minerales, cuando lo que se debería hacer es colgar las botas dignamente y dedicarnos a los micromounts, a la fotografía mineral, al intercambio o a la compraventa. Pero el egoísmo nos lleva a buscar soluciones a mi entender éticamente al menos discutibles.
¿A qué soluciones me refiero?
Creo que a estas alturas sabéis que me refiero a la contratación de mano de obra cualificada, o mejor dicho muy cualificada, para construir casas, muros, parques, etc., incluso derribar rocas, pero en ningún caso para extraer minerales o fósiles con el cuidado y el mimo requeridos y puestos por los auténticos amantes de los minerales.
En la susodicha anécdota me hablaban de albañiles arrancando el mineral a destajo y de la misma apilándolo en sacos, cajas o bolsas (ya no recuerdo). Os podéis imaginar que casi todas las piezas estaban golpeadas, tanto las buenas como las malas. Una pena.
Todo esto viene a que recientemente un amigo me comentaba que se había topado con una situación similar in situ, es decir, en un yacimiento concreto y real: Los unos mirando y los otros picando.
Entiendo que los que miran tienen el sentido común de dirigir a los que pican para que no se destruya la geoda 20x20 cm y que serán ellos mismos, y no los trabajadores, los que extraerán las piezas de la geoda con sumo cuidado. Porque, en otro caso, el albañil hará el trabajo por el que se le ha pagado, a la sazón, arrancar tochos brillen o no.
El tema de los salarios, seguros y declaraciones de actividad daría para otra entrada que, aunque ni me va ni me viene, también es relevante.
Por Dios que esto es una afición para amantes de la naturaleza. Evitemos este tipo de actividades tan negativas así como las de aquellos que destruyen todo lo que no se pueden llevar a casa.
Colección Borja Sainz de Baranda
Hace 12 horas
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