No daba crédito a mis ojos, me sentía como el que encuentra una botella en la playa con un mensaje de hace más de 100 años.
Obviamente, respondí al email alegrándome de que todo le fuera bien (a pesar de la hemiplejia que sufría por un ictus) y sorprendiéndome del tiempo transcurrido entre ambos emails. El coleccionista me aclaró que había ordenado los emails de manera inversa y que había creído que mi mensaje era más reciente.
Anécdotas curiosas de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario