Don Arcadio me transmitió a mi y a muchos otros la capacidad de sorprendernos por la naturaleza, los insectos, la geología... una maravilla de formas y colores. Exigente pero coherente con lo que exigía tenía expresiones jocosas (... es que tengo una nube en el ojo y "nuveo") para cuando no nos sabíamos la respuesta a la pregunta. Gracias a él recuerdo decenas de nombres científicos en Latín (Mus musculus, Coccinella septempuntata...).
Pero sobre todo dedicó su vida, sacrificando recursos, tiempo, vacaciones, cenas con la cuadrilla, familia, fortuna, carrera profesional... todo aquello a lo que podría haber aspirado, a los jóvenes y muchas y muchos devotos de la Congregación Salesiana.
Por eso, desde aquí, lo menos que puedo hacer es dedicarle este humilde homenaje que comparto con muchos exalumnos de los tiempos de Urnieta año 1987, años duros donde ETA, el GRAPO, el GAL y la Guardia Civil recibían y pegaban fuerte, sobre todo en aquella zona.
Julio Acebes presenta en el funeral, otro gran religioso de la misma época |
Momentos emotivos del funeral |
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