Muchas veces es más interesante la historia de la pieza que la pieza en sí misma. Es el caso de este pedazo de piedra recubierta de analcimas que fue a parar a su colección de la manera más inverosímil. De hecho, no es una sino que son dos piezas dado que por el otro lado también había muchas analcimas, pero se decidió partir para disfrute de otro coleccionista y rebaje de peso.
A diferencia de lo que ocurre con muchas piezas de este pillow-lava, no está tratada con ningún tipo de ácido. De manera natural se ha disuelto la calcita y han quedado a la vista los cristales.
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